Capitulo 4

Una cena y un dia de compras~

Nos dirigimos al comedor donde estaban los aperitivos, Noren seguía mirando y ha diferencia de su padre el sí que me intimidaba, como no podía seguir aguantando la mirada me dirigí al baño. Me refresque un poco el cuello, incluso en el baño notaba la mirada de Noren en mi nuca. Ese chico me ponía los pelos de punta y eso no lo conseguían muchos. Aún no estaba preparada para volver así que decidí salir a tomar un poco el aire en el porche, eran las 5:00 por lo que aún había luz, pero el día tenía un aire que balanceaba mi cabello y me hacía sentir bien.
Estuve así un rato hasta que noté a un chico corriendo en el pequeño bosque que estaba en frente de mi casa, no sé porqué pero su silueta me era familiar, decidí seguirlo y averiguarlo por mí misma. El muchacho corría muy rápido y como los tacones me retrasaban los cogí en mis manos y comencé a seguirlo descalza, cada vez me adentraba mas en el bosque pero había perdido al muchacho de vista por lo que volví a casa. Cuando llegaba al porche vi a Noren en la puerta y se me estremeció el estomago, estaba por preguntarle que hacía aquí fuera, solo espero que no me este vigilando, pero él se me adelantó.
-Tranquila, tus padres se preocuparon porque no aparecías y les dije que había quedado contigo en el porche cuando salieras del baño.
-Muy amable por tu parte, si no te importa me gustaría entrar, estoy empezando a coger frio.

Noren se sacó la americana de su esmoquin negro y me la puso en los hombre, se sentó en el porche y me preguntó con la mirada si me podía sentar con él, ahora que no tenía tanto frio me senté a su lado, sentí curiosidad.
-Se por cómo me has mirado al abrir la puerta que te debo parecer horrible, pero no soy tan mal chico.
-Lo siento, he sido una maleducada. Pero bueno, que tal si empezamos otra vez?
-Me encantaría. Soy Noren Cole, y usted debe ser una heroína, ¿no?
-¿Una heroína?
-Eres preciosa por fuera pero por dentro eres fuerte, eres dura como una roca.
-No soy tan fuerte, por ejemplo no puedo mover los muebles sola –solté con una risita.
-Me refería a tu valentía.
-Oh
Esta vez me quedé muda, ¿este muchacho, al que acababa de conocer, me llamaba valiente? ¿Pero qué pasaba hoy? Ethan me ha llamado hermosa y ahora me llaman valiente, debo haberme levantado con el pie derecho porque no había manera mejor de alegrarme el día. Sonreí a Noren y vi un temblor le recorría el cuerpo, supuse que tenía frio, dado que yo tenía su americana.
-Volvamos a dentro, pareces tener frio.
-Estoy bien, pero tienes razón –Me miró un poco indeciso– Tienes algo que hacer mañana?
-Pues en realidad he quedado con un amigo para ir de compras.
-Con un amigo? –me dijo Noren levantando una ceja.
-Pues en realidad no hace mucho que lo conozco pero necesito renovar un poco el armario –esta vez ambos reímos a carcajadas, pero el paro de golpe y me miro a los ojos.
-Pues si ese vestido te hace ver hermosa, no imagino como estarás con ropa nueva.
Me sonrojé, estuvimos un rato mas mirándonos a los ojos, aquellos ojos verdes ya no me parecían tan espeluznantes. Entramos a casa de nuevo, sus padres y los míos estuvieron ablando un rato mientras yo le enseñaba a Noren la casa. Cuando comenzó a hacer-se tarde la familia Cole se disculpó y se marcharon.
Me puse mi pijama verde, mi madre insistía en que me lo comprara por el único motivo de que pegaba con mis ojos, pero me quedaba bastante bien, era un pantalón corto que permitía ver mis cortas pero esbeltas piernas y la camiseta de tirantes tenía un dibujo de un lobo gris.
 Me tumbé en mi cama y decidí leer un poco, lo hacía a menudo cuando no tenía sueño. No me di cuenta de que me había dormido hasta la mañana siguiente cuando mi teléfono móvil sonó, miré el numero pero no lo conocía, cuando iba a cogerlo ya habían colgado, dejé el libro en mi mesita de noche y me puse a dormir un poco más, ya que era sábado, pero no duró mucho porque solo 5 minutos después volvía a sonar mi móvil, esta vez me dio tiempo a cogerlo.
-Sí? –contesté con una voz soñolienta.
-Siento despertarte –la voz de la mujer me resultaba conocida pero con el sueño no conseguía descifrarla –Pero Ethan no aparece y me gustaría saber si sabes algo.
El nombre de Ethan consiguió despertarme de la ensoñación.
-No, no sé nada de él desde ayer. Quizás solo ah salido a dar una vuelta–Eran las 10 de la mañana, por lo que supuse que podía haber ido a correr.
-Supongo, siento molestarte.
-No se preocupe señora Elsbeth, cuente conmigo para lo que necesite.
-Muchas gra… -Su voz fue interrumpida por el timbre de mi casa, baje con el pijama haber quien era porque sabía que mis padres estarían durmiendo y no quería despertarles.
Al abrir la puerta me encontré con Ethan, tenía el cabello revuelto, una camiseta de manga corta azul cielo y unos tejanos azul oscuro, no le pegaba la ropa oscura con su cabello claro y sus ojos, pero seguía siendo tan magnífico como recordaba.
-Lilyan? Estas ahí? –se oía a la tía de Ethan por el teléfono pero no podía dejar de mirar al chico que tremía en frente de mi. Ethan se dio cuenta y contesto a su tía por mí, le explicó que había quedado conmigo y que no quería despertarla al salir.
Cuando colgó el teléfono me pidió permiso para entrar, me aparté sin poder articular aún palabra, pues no lo esperaba tan pronto. Al verle en mi recibidor recordé que mis padres estaban en su habitación, que estaba en el piso de abajo así que subí a mi habitación sabiendo que él me seguiría y así fue, cerré la puerta pero al girarme y verle en medio de mi habitación mis mejillas eran como dos tomates y eso era decir poco.
-Pequeña, estas lista? –Su media sonrisa seguía haciéndome sentir, como él me llamaba, realmente pequeña.
-Sí, claro. Si no te importa girarte, como puedes ver estoy en pijama.
-Lo eh podido comprobar y estas realmente bien con él.
Se giró y me escondí detrás de la puerta del armario para sentirme más tapada, aún me costaba asimilar que iba a pasar un día con Ethan, apenas lo conocía. Cogí una sudadera color violeta y unos tejanos oscuros, mi cabello ya volvía a tener sus rizos ondulados, me puse unas botas, con un poco de tacón, color negro. Cuando estuve vestida avisé a Ethan de que podía girar-se, me observó en silencio mientras hacía mi rutina, sus ojos no transmitían nada, solo él sabe que le pasa por la cabeza, miraba cada uno de mis movimientos y aun así parecía listo para cualquiera que se le echara encima, es fascinante.
Cuando estuve lista cogí mis llaves y algo  de dinero, no quería que el gastara dinero en mi, salimos por la puerta y me quede con la boca abierta al ver una moto color azul metálico y dos cascos negros. Las motos me daban miedo desde que me caí a los 7 años con mi primo, Ethan me miró esperando a que me moviera, no le había dicho a nadie mi temor a las motocicletas, por miedo que pensaran que era boba, hasta ahora.
-No tengas miedo, conmigo no te caerás, te lo prometo –me ofreció una mano y yo con toda mi fuerza de voluntad se la cojí.
El viaje al centro comercial no resultó ser tan horrible como esperaba, cogida de su cintura mis temores desaparecieron. Estuvimos mirando un par de tiendas pero no veía mucho que me gustara, se nos pasó tan rápido el tiempo que ya era la hora de comer. Fuimos a un McDonal’s y estuvimos hablando de mi, al parecer no le gustaba mucho hablar de el mismo.
-Deberíamos irnos ya, no?
-No, pequeña. Tenemos que pasar por una tienda antes –Su sonrisa parecía incluso maléfica.
-Está bien.

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